Clica sobre la bandera per a llegir la versió en català 
Ana acaba de cumplir 40 años y al hacer una valoración de su vida se da cuenta de que no tiene nada de lo que le gustaría tener y decide romper con su matrimonio y buscar algo que ni siquiera ella misma sabe a priori lo que es. Esta búsqueda la llevará a un rumbo desconocido donde se conocerá a sí misma.
Cuando empecé a leer esta novela no sabía muy bien qué iba a leer. Era la primera vez que leía un seebook y, como éste en particular pertenecía a la categoría "indie", no tenía muy claro qué es lo que me encontraría. Un seebook es un libro que compras en las librerías pero que contiene un código de descarga para que lo puedas leer en cualquier plataforma digital: reader, ordenador, tablet. Un seebook indie es aquél que ha publicado un escritor novel, que no tiene isbn y que continua siendo inédito. Es una nueva forma de dar a conocer libros propios. Si queréis saber más sobre esta nueva idea (libros digitales que puedes tocar) podéis mirar la página web de Seebook.
En Rumbos encontrados vemos una historia con muchas posibilidades, leemos a una escritora que apunta maneras. El problema es que, en vez de hacernos vivir la novela, nos la cuenta. Son demasiadas cosas las que suceden, lo que provoca que no puedas dejar de leer, pero no te hace vibrar. Hay escenas muy bonitas que no permite que vivas por ti misma.
Siendo absolutamente consciente de lo difícil que es escribir una novela, he de reconocer que está muy bien estructurada, que los títulos están muy bien pensados y que la historia en sí es muy interesante. Mucho. Pero es tan, tan, pero tan corta (apenas 200 páginas) que acabas teniendo la sensación de que más que leer una novela, simplemente te la han contado, como si una amiga, mientras tomas un café te explica una película que ha visto o un libro que ha leído.
Creo que yo hubiera hecho una trilogía: la primera parte hasta que coge el avión, la segunda todo el tiempo que pasa en Brasil y la tercera hasta el final (que no detallo más para no hacer spoilers). Al pasar tantas cosas y condensarlas tanto, da la sensación que, más que vivirlas, las enumera, y yo necesito emocionarme con las historias: me falta angustia en el episodio terrible que vive en Brasil, me falta más sensación de traición por parte de muchos personajes, me falta una reconciliación emotiva entre madre e hija, me falta repulsión desde las entrañas por los malos tratos, me faltan muchas vivencias de la última parte de su viaje... pero lo más importante es que la semilla de todo esto ya está, simplemente le faltan más palabras.
No sé si Montse Basté leerá esta reseña, pero, si así fuera, me gustaría decirle que no ceje en su empeño, que no contenga su escritura, que se recree en los detalles para que el lector pueda formar parte de su aventura, que nos coja de la mano y nos mantenga en medio de las escenas que escribe, porque yo necesito sufrir, amar, dudar y vivir con los personajes para que su historia me llegue al corazón. Y esta novela merece llegar al corazón.
Y, finalmente, gracias a Rosa Sala, que me dio la oportunidad de conocer esta novela.
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